CAPITULO 6 DE MI VENGANZA:
-¿Disculpe? -Cuestiono el padre ocultando su nerviosismo.
Raiza estaba detrás de un muro escondido nadie la podía ver, pero ella si
podía ver todo, vuelve al cuarto va hacia la ventana para poder escaparse pero
había más escoltas afuera esperando. De pronto su miedo se convirtió
en un fuerte temor al ver bajar de su auto negro y largo a su enemigo Juan
Felipè.
- !No, no dios mío no! -exclamo viendo a los lados-, ¿Qué… qué puedo hacer?
Raiza se le ocurre una idea viendo una de las almohadas encima de la cama,
que de un extremo estaba rota.
El padre le dice a Juan Felipe estando a unos centímetros frente a èl:
-Lo lamento no hay nadie de su descripción aquí.
-Ay padre, sabemos que está aquí. Ella no está bien de la cabeza, necesita
cuidados especiales. -agrego con una sonrisa de lado Juan Felipe.
-Le aseguro que no hay nadie aquí a parte de mí y el pequeño franquito
además la iglesia continua cerrada. -dijo el padre.
-Pero si fue el niño que dijo que había una mujer con la misma descripción
de Raiza. ¿a quién engaña padre de…? -dijo el jefe de seguridad Antonio antes
de ser interrumpido por Juan Felipe.
- !Hey!, esas no son formas de comportarse con un sacerdote. Padre, ¿Qué
mentir no es pecado? Bueno, si no la quiere buscar, no me queda más que decirle
a mis hombres que la busquen. -menciono acercándose al padre con mucha
seguridad.
-Ustedes no pueden hacer esto. Esto no es legal. -aseguro el padre sin
dejarse intimidad por Juan Felipe.
-Claro que podemos. ¡Entren, entren y búsquenla en todas partes! -ordeno
Juan Felipe sin titubear.
Antes de entrar los escoltas, para la sorpresa de todos Raiza sale
caminando despacio y con una barriga falsa cubierta por el mismo vestido negro.
El padre sorprendido ve la barriga falsa que tenia.
-Aquí estás… te vienes con nosotros… amor.
-Sí Juan Felipe, lo haremos a tu modo, pero te suplico que no me hagas daño
a mi ni al bebe. -alego con los ojos llenos de tristeza Raiza.
-Jamás, jamás sería capaz de hacerte daño amor. Vamos, vamos que tu casa te
espera. Lo lamento padre, ella no está bien, no está bien de la cabeza, es
mejor que no haga caso de lo que le dijo…
- !Raiza…! -la llamo el padre
-Gracias por dejarme dormir aquí. Juan Felipe, ¿puedo despedirme de èl?
-Claro, claro que si amor. Cuidado con lo que haces. -le susurro en el oído
la ultima oración.
Al abrazar al padre Raiza le dice en el oigo casi en cuchicheo y sin hacer
tantas muecas.
-Cuídela.
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