Tercer capitulo de "mi venganza":
-Es… es imposible todavía me falta 2 meses… -Dijo ella colocándose el
pedazo de tela en su frente.
-Llamare a un doctor, no podemos esperar más. -Acoto el padre
sentándose junto a ella, agarrándole la mano.
-No, por favor, no llame a nadie. –Expresó Raiza temblando.
-Pero hija… estas a punto de dar a luz.
-No. solo son pulsadas… es… es normal.
- ¿Qué te paso? ¿Por qué estabas desmallada?
-Ayúdeme, por favor, ayúdeme… -Menciono nerviosa y asustada.
-Claro que sí, dime a quien puedo llamar. ¿Alguien que te puede
ayudar? -pregunto el sacerdote con la intención de ayudar.
-Nadie, nadie me puede ayudar. Todo lo que quieren de mí, es mi hija.
Tiene que ayudarme… -Alego con sus ojos vidriosos y apretando con la otra mano el
vientre.
-Hija, creo que no puedes aguantar más, tu hija va a nacer.
En la iglesia mientras el joven limpiaba nerviosamente las estatuas,
entra una monja con una cesta de comida y le comenta al niño con una
sonrisa:
-Hola Luisito, ¿adivina qué? te traje el desayuno a ti y al
padre.
-¿En serio? ¿Qué trajo? -Cuestiono emocionado puesto que tenía
hambre.
-Ya verás está delicioso… comeré con ustedes. ¿Y el padre Jacobo?
-Es que… paso algo... -menciono agarrando la cesta de la mano de
ella.
-¿Qué… que paso? No me asustes, Luisito.
Poco lejos de la iglesia, seguían rondando el lugar los escoltas de
Juan Felipe, buscando hasta debajo de las piedras, a Raiza.
Entretanto, Luz la monja que acaba
de entrar al cuarto de la sacristía, vio a Raiza y le dice al padre exaltada:
- !Dios mío! pero ¿por qué no han llamado a un doctor?
-No, por favor, no. -Menciono Raiza, mirando al sacerdote para que la
ayude.
-No quiere. Es que... ¿Luis te contó lo que sucede?
-Sí. -Se acerca al padre y le dice mirando a Raiza con desconfianza-:
puede ser muy peligroso que ella se quede aquí, puede morir ella y su hijo. Tenemos que llamar a un familiar.
Raiza cabecea llorando por el temor que la encuentren.
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