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viernes, 12 de junio de 2015

No calles por respeto, calla cuando te respeten.

     ¿Quien en este mundo le gusta que le digan qué hacer?  ¿A quién le gusta que le digan cómo actuar o como vestir?  O en el peor  de los casos como gastar tu propio dinero.  Sentarse frente  a alguien y hablarte como si fuese un dios, que todo lo que toca y hace, lo hace bien. Darte instrucciones de cómo manejar el carro de tu vida, como si fuesen unos maestros en una universidad educándote  matemáticas.  Así estaban ellos, educando, diciendo lo que hay que hacer. Fácil para ellos hablar pero no actuar, fácil para ellos decir que tienen todo lo que tienen gracias a como son. Y piensan que ser como ellos es correcto, ¿Por qué? Simplemente por su cuenta bancaria. Un desahogo en este rio de vanidad. La vida de cada quien es de cada quien, si se corta un brazo o se corta un pie es su problema, es su cuerpo. No entiendo como hay personas que se callan delante de alguien solamente por respeto, no lo hago, no lo comparto. Es otra cosa cuando no dices para no ofender, pero si te ofenden levanta tu voz y hazte entender y si no conciben déjalos hablar y lanzar palabras al piso.