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lunes, 9 de junio de 2014

SEGUNDO CAPITULO DE "MI VENGANZA"


SEGUNDO CAPITULO DE "MI VENGANZA":

  Un niño tierno de cabello castaño y ojos claros de 8 años de edad, abre las puertas de la iglesia muy temprano en la mañana, al ver a la mujer  en el suelo desvanecida se impacta y  trata de ayudarla pero el pobre no tenia las fuerzas de hacerlo solo. Entonces entra a la iglesia para  llamar al sacerdote, va corriendo y vuelve con el padre jalándolo por un brazo, el preocupado  decide ayudar a la mujer, la lleva al cuarto  de la sacristía sin pensarlo.  
  
  La casa de Juan Felipe era una de las más lujosas y formidables; estaba llena de arte y objetos que adornaban la residencia, en la sala estaba levantando fumando un cigarro mientras que hablaba con uno de sus escoltas:

  - ¿No la consiguieron?
  -No señor, nada. -Responde el escolta sin tardar.
 -Vayan al mismo lugar, ella no conoce mucho el estado así que debe estar rondando por ahí para no perderse. 
  -Pero señor, ayer toda la noche la buscamos y nada. -Responde el escolta un tanto saciado.
  -La noche la ayudo. Vayan y tráiganmela ¡es una  maldita orden! -exclamo Juan Felipe encolerizado. 
  -Sí señor. -No hizo más que aceptar e irse.

  Con unos tacones altos y un vestido corto baja las escaleras y se dirige a la sala, una mujer con cabello largo negro  y unos hermosos ojos verdes llamada Érica y le cuestiona a Juan Felipe al estar frente a él:

  -No podemos perder a Raíza, es nuestra única salida.
  - ¿Crees que no lo sé? …Desgraciada, no debimos ser tan confiados Érica. -Le responde sentándose en el sofá negro que estaba tras él.
  -Ella tiene que estar perdida, no conoce nada de este estado. Eso es un punto a nuestro favor. -.Lo acompaña sentándose en el mismo sofá-. ¿y si perdió a la niña? No debiste tocarla.
  - ¿Qué te puedo decir? Perdí el control.

  Volviendo a la iglesia… Raiza quien estaba acostada en la cama reacciono por las fuertes puntadas del embarazo. El padre entra con un pañuelo empañado de agua y cuando la ve despertarse le dice alegre:

  -Hija de dios, por fin reaccionaste.
  - ¿Quién… quien es usted? ¿Dónde estoy? -Pregunto ella asustada y mirando a su merced. 
  -Tranquila, tranquila…
  - !Ay, que dolor, ay…! -Gimió de dolor por la potente puntada que sintió en el vientre.
  -¿Qué te pasa? ¿Te duele? -Le dijo acariciándole la barriga.
  -Nada, nada… no me haga… no me haga nada…  
 -Yo soy un sacerdote no te haré ningún daño. Creo que vas a parir, hija. -Acoto angustiado.

Continuara...

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